Cada vez más usuarios aseguran vivir una experiencia inquietante: hablar de un tema con un amigo, un familiar o la pareja, y poco después ver en Google Discovery (o en anuncios de otras plataformas) contenido directamente relacionado con esa conversación. No es una sensación rara ni aislada; de hecho, es una de las teorías conspirativas digitales más persistentes de los últimos años: “los móviles nos escuchan”.
¿Qué dice Google?
La compañía lo niega de forma rotunda: Google afirma que no utiliza el micrófono del dispositivo para escuchar conversaciones privadas con fines publicitarios. Según su versión oficial, el micrófono solo se activa cuando el usuario usa el comando “Ok Google” o abre manualmente el asistente. Esas grabaciones pueden guardarse —si así se autoriza en la configuración— con el fin de mejorar el reconocimiento de voz. De hecho, cada usuario puede consultarlas y borrarlas desde su cuenta de Google.
No es un simple gesto de confianza. Varios investigadores, medios de comunicación y expertos en seguridad digital han tratado de encontrar pruebas de escuchas encubiertas, sin éxito. No hay evidencias concluyentes de que las grandes tecnológicas estén “pinchando” nuestras conversaciones.
Entonces, ¿por qué parece que sí?
La explicación más aceptada podría combinar varios factores:
- El poder del big data: las empresas tecnológicas manejan historiales de búsquedas, ubicaciones, intereses, compras y conexiones sociales. Con esos datos, los algoritmos predicen con gran precisión lo que podríamos querer ver mañana.
- Sesgos cognitivos: el efecto conocido como ‘Ilusión de frecuencia’. Cuando hablamos de algo y luego lo vemos en la pantalla, lo recordamos con más fuerza porque la información ya estaba fresca en nuestra mente.
- Conexiones indirectas: a veces no somos nosotros quienes buscamos, sino alguien cercano —un amigo, nuestra pareja—. Los sistemas relacionan a las personas que conviven o se conectan a la misma red, y extrapolan intereses compartidos.
- Coincidencias invisibles: ¿es posible que hayamos visto antes un anuncio o una referencia al tema de forma fugaz, y que la conversación posterior nos haga creer que la publicidad llegó “después” y por sorpresa?
Sinceramente, lo cierto es que a mi no me vale ninguna de las anteriores. Lo cierto es que la sensación de ser escuchado es demasiado común como para que muchos usuarios la descarten del todo. Incluso sabiendo la versión oficial y las variables posibles que explicarían la confusión, resulta difícil no pensar que “algo hay” cuando Discovery nos ofrece justo ese artículo sobre un destino turístico del que hemos hablado hace 10 minutos en la cena, esa serie de televisión de la que acabo de hablar a mi mujer y que ella no conocía en absoluto, aquella peli de hace años que no recuerdas y de la que te contaban una anécdota o ese gadget que mencionamos por primera vez en nuestra vida.
La frontera entre la coincidencia, la predicción algorítmica y la posible escucha es difusa, y seguirá alimentando suspicacias mientras la publicidad digital se sienta tan personal y precisa.
Cómo proteger tu privacidad
Si la sensación de ser observado te incomoda, hay medidas prácticas que puedes adoptar:
- Revisa los permisos: en Android y iOS puedes comprobar qué aplicaciones tienen acceso al micrófono y limitarlo solo a las imprescindibles.
- Controla tu actividad en Google: en myactivity.google.com es posible borrar historiales de voz, ubicación y navegación, o incluso pausar la recopilación de datos.
- Desactiva el “Ok Google” si no lo usas. Evitarás que el micrófono esté en escucha permanente.
- Usa navegadores y bloqueadores de rastreo (Brave, Firefox con extensiones como uBlock) para reducir el perfilado publicitario.
Autor: Luis J. Merino
